domingo, 19 de febrero de 2012

Evaluación de sistemas de climatización y ambientes interiores

La mayoría de los estudios de calidad del ambiente interior llevados a cabo hasta ahora se han limitado a la toma de un conjunto de medidas (temperatura seca, humedad relativa, CO, CO2, higiene, iluminación etc. ), e informaban sobre los valores absolutos de las instalaciones, sin tener en cuenta su valor relativo y sin aportar datos, por tanto, sobre el nivel de proximidad o alejamiento de las condiciones consideradas como óptimas. En muchas ocasiones, además, se tenía en cuenta únicamente la normativa de obligado cumplimiento, sin considerar mejoras derivadas de otros textos -Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), normas UNE...-, así como de la experiencia y códigos de buenas prácticas.
Así, el estudio se limitaba a la medición de diferentes variables en las zonas ocupadas, sin analizar el sistema de climatización local desde los puntos de vista de aportación de la energía térmica, distribución, sistemas de regulación y mantenimiento de las instalaciones. No se realizaba una evaluación desde el punto de vista energético de las instalaciones que tuviera en cuenta el fraccionamiento de potencias en salas de máquinas, calderas, equipos de frío, contabilización de consumos, aislamientos, regulación, etc, descritos en el RITE. Debido a
que no se profundizaba en las causas de disconfort que afectaban a los ocupantes de un edificio, no se podían dar soluciones prácticas para paliar la situación existente, por lo que los resultados del informe eran de relativa utilidad. Además, la diversidad de datos obtenidos a partir de las mediciones no permitía el seguimiento de las condiciones de confort del edificio una vez que se realizaban mejoras en el sistema.

Sistema de evaluación

Como filosofía de evaluación se propone emplear la descomposición de aquello que se quiere analizar en aspectos globales que a su vez son descompuestos en factores, parámetros e ítems, usando un sistema de puntuación ponderada desde la unidad mínima de información, ascendiendo hasta el aspecto. La consideración de las diferentes partes tenidas en cuenta conduce a la obtención de una nota para el edificio evaluado (Figura 1).

FIGURA 1

Con este sistema de evaluación, cada uno de los aspectos, factores o parámetros puede ser comparado con el óptimo, obteniendo una valoración cuantitativa. Si se emplea el ítem como la unidad mínima, la información recogida en cada uno de ellos se divide en cuatro tipos que se resumen en:

 

Así, si se considera un conducto como elemento evaluado, se podrían presentar las siguientes opciones:

Para los códigos O, M y R se puntúan los ítems empleando diferente rango de valoración, de forma que la nota resultante se encuentre dentro del rango 0 a 5, siendo 5 la puntuación óptima, y 0 se reserva para un incumplimiento legal.
  • - Ámbito de aplicación. El sistema de evaluación de la calidad del aire en ambientes interiores propuesto es aplicable a edificios de uso administrativo, públicos y privados, centros comerciales, residenciales, restaurantes, hospitales, hoteles, centros de ocio (cines, gimnasios, etc. ) y centros de enseñanza en sus diferentes grados. A su vez, y para cada uno de estos edificios, se aplica a inmuebles de nueva construcción, asesorando en la fase de diseño y evaluando su proyecto de instalaciones de climatización, y edificaciones ya construidas. Obviamente, algunos de los aspectos asociados a edificios en explotación no podrán ser analizados en el diseño.
  • - Aspectos evaluados. En una primera etapa de trabajo se debe obtener información acerca de las características ocupacionales y funcionales (COF), las energías utilizadas, los generadores térmicos y la zonificación del edificio en diferentes usos parciales por planta. El sistema analiza de forma diferenciada la calidad del ambiente interior para las zonas seleccionadas, y la calidad de las instalaciones de climatización. De este modo, la evaluación de un edificio consta de cinco aspectos fundamentales: calidad del ambiente interior, generación de calor y frío, legalización de instalaciones, explotación y mantenimiento y energía y medioambiente.

Calidad del ambiente interior

Por calidad en el ambiente interior se entiende el disfrute de un conjunto de condiciones controladas y mantenidas en el tiempo que satisfacen a la mayoría de las personas. Además, debe ser posible el desarrollo de las actividades del edificio, disponiendo de la capacidad de amortiguar todos aquellos factores tendentes a incrementar el grado de insatisfacción generado por diferentes variables.
En las instalaciones existentes en la actualidad, son muchos los factores que afectan a la calidad del ambiente interior, repercutiendo en la calidad del aire, higiene y sanidad de las instalaciones:
  • • La indisponibilidad de sistemas de aporte de aire exterior o el mal uso y control del free-cooling (si se utiliza), redundando en bajas tasas de ventilación.
  • • La inadecuada zonificación al compartir sistemas para áreas con demandas diferentes.
  • • La inapropiada selección, ubicación y/o reparto de los elementos terminales de difusión de la energía térmica.
  • • La utilización de materiales inadecuados, especialmente fibra de vidrio, como revestimiento interior aislante en conductos y unidades de tratamiento de aire.
  • • La utilización de falsos techos, como plenum de mezcla o retorno.
  • • El difícil acceso a los sistemas para su mantenimiento e inspección.
  • • La inadecuada explotación y mantenimiento de los sistemas de climatización.

Este aspecto acumula, por tanto, gran cantidad de información, por lo que se hace necesaria su descomposición en varios factores y parámetros de evaluación con objeto de cubrir esta área en la explotación del edificio. El sistema de evaluación utiliza 12 factores (Figura 2); considera 7 de ellos como principales, y 5 como relacionados. La evaluación de estos últimos puede llegar a explicar, en determinadas circunstancias, algunas de las notas obtenidas en los factores principales, al distinguir si las causas de un hipotético malestar son debidas a un mal diseño, explotación o mantenimiento de las instalaciones, y al ofrecer información al usuario sobre sus posibilidades de actuación de cara a mejorar la calidad ambiental del edificio.

FIGURA 2

 

Cada uno de estos factores se analiza de forma independiente y se estructura, básicamente, en tres apartados:
  • • Descripción, especificando los parámetros de calidad de acuerdo con la normativa aplicable, códigos de buenas prácticas y experiencia de los técnicos.
  • • Metodología de análisis, indicando dónde, cuándo y cómo se ha recogido la información utilizada en la valoración del elemento.

Criterios de valoración

A partir de los factores principales se obtiene la nota de calidad ambiental en interiores en cada una de las zonas evaluadas, aplicando de forma ponderada la puntuación de cada uno de los elementos implicados. Junto con ésta, se ofrece la nota de calidad del aire, que prescinde de factores como el ruido, la iluminación y los campos electromagnéticos.
Unidades de Tratamiento de Aire (UTAs).
Dentro de los factores relacionados, el sistema de climatización debe poner especial énfasis en las unidades de tratamiento de aire, al ser éstas utilizadas en la mayoría de edificios, cuando se climatizan grandes áreas usando importantes volúmenes de aire. Así, la evaluación debe analizar el uso eficiente de la energía, el funcionamiento y el estado mecánico-higiénico de las unidades.
En concreto, la evaluación del uso eficiente de la energía se debe realizar atendiendo el caudal de impulsión de la unidad de tratamiento, el número de horas de uso al año, las características de la carga térmica de la zona abastecida (calefacción o refrigeración) y el período del año en el que se realiza la evaluación (invierno o verano).
Por su parte, la evaluación del funcionamiento tiene en cuenta parámetros como la ubicación de la unidad, el tipo de unidad de tratamiento (existencia de uno o dos ventiladores, terna de compuertas, etc. ), el sistema de alimentación (2 ó 4 tubos), los ventiladores empleados, la regulación de compuertas de aire exterior, la puesta en marcha-parada de las unidades y la regulación de temperatura ambiente.
Por último, el estado mecánico-higiénico contempla la revisión de partes concretas como el prefiltro y filtro, las baterías de calor y frío, las cámaras (impulsión, retorno y mezcla) y ventiladores y el sistema de humectación.

Generación de calor y frío

La evaluación de este aspecto incluye básicamente la sala de máquinas, los equipos generadores de calor y frío (calderas, quemadores y grupos de frío-torres de refrigeración) y la acumulación de agua caliente sanitaria (Figura 3).

FIGURA 3

 

  • - Sala de máquinas (central térmica). Este factor debe evaluarse siguiendo los preceptos establecidos en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios, en concreto en su Instrucción Técnica 02, referente a diseño. De forma particular, se consideran los siguientes parámetros: ubicación de la sala (generalidades), fraccionamiento de potencia, seguridad, aislamiento térmico, dispositivos de medición y mantenimiento de sala. En la evaluación de estos puntos anteriores se debe considerar, tanto la parte obligatoria, como posibles mejoras en las instalaciones.
  • - Equipos generadores. Este factor tiene en cuenta: las generalidades del equipo, el fraccionamiento de potencia, la seguridad y el mantenimiento. Para equipos de frío refrigerados por agua destaca la evaluación de las torres de refrigeración desde el punto de vista de prevención de legionella. Los puntos revisados se resumen en ubicación de torres, suministro de agua, diseño de torre, funcionamiento y estado mecánico-higiénico.
  • - Agua caliente sanitaria (ACS). El agua caliente sanitaria, en edificios que dispongan de sistema de acumulación, se evalúa atendiendo a la producción, preparación, acumulación y distribución, según los parámetros establecidos en el RD 865/2003 sobre control de legionella.

Legalización de instalaciones

Este aspecto se debe analizar según la documentación exigida al titular de las instalaciones y al instalador, en función de la potencia térmica instalada de acuerdo a los preceptos desarrollados por la Instrucción Técnica 07 del RITE. Para edificios con potencia superior a 70 kW, se pone especial énfasis en la revisión de la memoria descriptiva de la instalación, planos y esquemas de principio, así como anejos de cálculo que incluyan las hipótesis consideradas en la obtención de las potencias de calefacción y refrigeración resultantes de la aplicación de programas informáticos existentes en el mercado.
Desde el punto de vista del instalador, en la evaluación hay que enfatizar en la existencia de planos de modificaciones respecto a proyecto (planos as-built), así como en la relación de equipos y materiales empleados en la ejecución del proyecto, instrucciones de manejo y funcionamiento de las máquinas instaladas, operaciones de mantenimiento recomendadas y resultados de pruebas finales, valorando el ajuste y equilibrado de las instalaciones. Desde el punto de vista documental (Figura 4), se debe evaluar la existencia del Certificado de la Instalación, firmado por el director de ésta, y sellado por el registro del Organismo Territorial.

FIGURA 4

 

Explotación y mantenimiento

La obtención de un adecuado ambiente interior exige, no sólo un buen diseño de las instalaciones de climatización desde diferentes criterios, sino también unas correctas pautas de explotación y mantenimiento, con el objetivo de garantizar el bienestar con el paso del tiempo. La evaluación de este aspecto se debe realizar según los preceptos incluidos en la instrucción 02 del RITE en la parte referida a control, junto con las operaciones de mantenimiento indicadas en la Instrucción 08 de este reglamento.
La parte que se refiere a explotación evalúa los siguientes puntos:
  • • Alcance del sistema de regulación y control en sala de máquinas, instalaciones de calefacción y aire acondicionado y agua caliente sanitaria.
  • • Sistema informático empleado y tratamiento de la información.

La que se refiere a mantenimiento debe analizar los siguientes:
  • • Personal de mantenimiento.
  • • Registro de operaciones de mantenimiento de calderas, equipos de frío y otros componentes de las instalaciones.

Dentro de este último apartado se debe incluir el control de legionella en torres de refrigeración, considerando la notificación de instalaciones y la revisión de registros de revisiones, controles y limpieza.

Energía y medioambiente

Este aspecto trata de evaluar el uso que se da a la energía consumida en un edificio, destinada a lograr unas condiciones de confort para los ocupantes y evaluando su racionalidad. Con este objetivo, el aspecto es evaluado en función de una serie de parámetros:
  • • Desviación de temperaturas en cada zona respecto a las recomendadas por el RITE, e integración de luz natural.
  • • Fraccionamiento de potencia y coeficientes de prestación en generación de calor y frío.
  • • Regulación y empleo de free-cooling en unidades de tratamiento de aire.
  • • Otros parámetros, como la ausencia de climatización de zonas comunes, aislamiento de tuberías y conductos, y empleo de energía eléctrica para generación de calor.
  • • Mantenimiento de instalaciones.
  • • Sistema de regulación y control de zonas interiores.
  • • Refrigerantes empleados en la generación de frío.

Presentación de resultados

Así, un sistema de evaluación debe tener un doble objetivo:
  • - Ofrecer los resultados de la evaluación de forma ágil y sencilla, para que éstos puedan ser interpretados por personal que no dispone de amplios conocimientos técnicos pero que ha de decidir sobre la aplicación de una serie de mejoras propuestas.
  • - Permitir a personal de mantenimiento de instalaciones, prevención de riesgos laborales, y otros departamentos implicados, profundizar en aquellos aspectos que consideren de interés, identificando rápidamente los puntos débiles del elemento tratado.

Para conseguir estos objetivos, se puede emplear un sistema de codificación de resultados basado en cuatro colores (Figura 5), que permite obtener un mapa de condiciones de confort, con el siguiente significado: los resultados obtenidos deben permitir comparar el porcentaje óptimo de las instalaciones de clima con el porcentaje óptimo de calidad del aire de las zonas evaluadas en el edificio.

FIGURA 5

Este resultado no indica una coherencia entre ambos aspectos; puede ocurrir que en edificios antiguos, mal diseñados, explotados o mantenidos, se obtenga una calidad del aire aceptable cuando las instalaciones de clima no son capaces de proporcionar un buen confort ambiental. Esto se puede deber, por ejemplo, a la existencia de factores estacionales que dan como resultado un gráfico de calidad de instalaciones no coherente con el de la calidad ambiental en interiores. Por eso, si se condensan las notas obtenidas en cada zona evaluada se pueden obtener las puntuaciones por aspecto y, como ponderación de las mismas, la nota global del edificio. Finalmente, el sistema de evaluación permite conocer si las causas de disconfort son debidas al diseño, explotación o mantenimiento de las instalaciones. Conocido el problema, se pueden buscar soluciones.

Fuente:
Revista Gestión Práctica de Riesgos Laborales, Nº 36, Sección Artículos, 01 de Marzo de 2007
Publicado hace casi 5 años

José Carlos Perales Muñoz, División de Prevención y Medio Ambiente de SGS Tecnos